Hoy toca pinchar la burbuja estatal. Primero voy a recordar que la burbuja financiera, debido a los bajos tipos de interés fijados por el BCE, engendró la burbuja inmobiliaria que a su vez dio lugar a la burbuja estatal gracias a los ingresos tributarios que el Gobierno recibía de esas miles de viviendas que se construían y la gente compraba.
Durante los años felices de la burbuja inmobiliaria, la recaudación fiscal aumentó casi un 70%, lo que llevó a los políticos a comprometer unos niveles absurdamente elevados de gastos que nos fueron imposibles de mantener cuando esta pinchó.
Muchos estastistas argumentan que nuestro sector público fue extremadamente austero durante los años del boom económico porque incluso acumuló un cierto superávit durante tres ejercicios consecutivos. Sin embargo, aunque este argumento lo utilicen algunos no es cierto o al menos no a largo plazo. Imaginemos que a un señor le toca un millón de euros en la lotería y ese mismo año asume una hipoteca con una letra anual de 900.000 euros. ¿Diríamos que esa persona ha sido prudente y austera por el hecho de que, durante el primer año, exhibiese un superávit de ingresos sobre gastos de 100.000 euros? No, diríamos que esa persona se ha suicidado financieramente porque no tiene dinero para pagar el resto de la hipoteca en los sucesivos años.
Pues lo mismo le sucedió al Estado Español: pese a que la gran mayoría de sus ingresos eran extraordinarios, sus gastos se inflaron con la idea de no reducirlos jamás. De hecho, si algo sucedió durante la crisis es que, la recaudación derivada de la burbuja inmobiliaria desapareció en gran parte mientras que los gastos totales del Estado siguieron creciendo. Fue así como, en un par de años, pasamos de un superávit del 2% del PIB a un déficit superior al 11%. Es decir, en dos años el Estado pasó de ahorrar 20.000 millones de euros a endeudarse por más de 110.000 millones.
¿Se ha pinchado ya la burbuja estatal?
NO
Hasta la fecha, tanto Zapatero como Rajoy intentaron mantener el Estado sobredimensionado fruto de la burbuja inmobiliaria mediante un saqueo más sistemático y desacomplejado de las haciendas de todos los españoles. Sin ir más lejos, en apenas unos meses en el poder Rajoy elevó los tipos de nuestro IRPF hasta los niveles más altos de Europa, suprimió la mayoría de beneficios fiscales dentro del Impuesto de Sociedades y ha incrementado el IVA hasta el 10% (tipo reducido) y 21% (tipo general). Se trata, pues, de exprimir mucho más al ciudadano para que los políticos puedan seguir gastando a manos llenas, tal como lo hacían durante la insostenible etapa del boom artificial. La Administración Pública todavía no se ha dado cuenta de la crisis que estamos viviendo y por eso sigue gastando y gastando mientras los ciudadanos nos siguen exprimiendo.
Rajoy ha recortado gastos de verdad aunque no es mucho –tirando muy por lo alto, apenas 20.000 o 25.000 millones al año, frente a un déficit total que supera los 90.000 millones– pero podría ser un primer paso. Si Rajoy no opta por pinchar de manera controlada pero veloz la burbuja estatal, ésta terminará explotando de manera caótica y nos llevará a todos por delante. El tiempo corre en nuestra contra y de momento el Gobierno sólo ha sabido subir los impuestos y rebajar tímidamente algunos gastos.
¿Qué solución alternativa hay para reducir el déficit antes de subir los impuestos?
En primer lugar hay que reducir empleo público. En la última década el empleo público creció desde los 69.000 millones de euros en 2001 hasta los 123.000 millones en 2011. Parte de esa subida se debe al incremento de plantilla que ha pasado de 2,54 millones a 3,13 millones y otra parte a aumentos de la remuneración por encima del IPC. ¿Por qué no reducimos los empleados públicos hasta 2,35 millones (un ratio de 1 empleado por cada 20 ciudadanos y por qué no reducimos sus remuneraciones un 15%? Esta es la solución que propone Juan Ramón Rallo y que permitiría ahorrar 40.000 millones de euros.
Por otro lado, hay que reducir las subvenciones que concede el Gobierno o por lo menos controlar a quienes se conceden. Se han dado muchas ayudas a las renovables pero pocas a los emprendedores. Como dato, las AAPP concedieron 11.000 millones de euros en subvenciones sobre todo al sector del transporte: AVE, aeropuertos, carreteras... Para que luego la mayoría de nuevos aeropuertos construidos sean fantasmas y no haya ni un sólo vuelo, estaciones de AVE como la de Puerto Genil en Córdoba no haya ni un pasajero y tantos ejemplos que seguro que conocéis.
Asimismo, creo que se deberían cerrar o privatizar empresas públicas. Actualmente en España hay 2.500 empresas públicas.
Por último, aunque es una medida impopular, creo que hay que cambiar el modelo de pensiones. No tiene sentido que la gente que hoy está trabajando esté pagando las pensiones de otra gente y que probablemente esos trabajadores en un futuro no tengan pensión. Propongo que a los trabajadores se les quite todos los meses un porcentaje de su sueldo y se les guarde como si de un plan de pensiones privado se tratara. De esta manera, si el trabajador sigue en esa empresa cuando se jubile se le dará su plan de pensiones y si el trabajador se marcha de la empresa se le devolverá todo lo que ha acumulado hasta la fecha.
¿Vosotros qué opináis?
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