jueves, 10 de enero de 2013

Saneamiento del sistema financiero


Hace unos días escribí un artículo sobre las tres burburjas que habían existido en nuestro país: la burbuja financiera, la burbuja productiva y la burbuja estatal. Expliqué cuál había sido su origen y una breve conclusión sobre lo que habría que hacer según lo que se decía en el vídeo que adjunte en el artículo.

Tras la lectura del libro Una alternativa liberal al que tanto hago referencia, ya que es un libro fantástico con muchos datos que os recomiendo leer, voy a detallar la posible solución a cada una de esas tres burbujas. Hoy es el turno del saneamiento del sistema financiero.

Las pérdidas tasadas para la banca se sitúan en el amplio rango de los 300.000 a 400.000 millones de euros. Para evitar una bancarrota del sistema bancario español, el Gobierno primero obligó a los bancos a reconocer una parte de todas sus pérdidas reales, unos 84.000 millones de euros, para después empujarlas a que se recapitalizaran por ese mismo monto de dinero en un plazo máximo de dos años. Sin embargo, la mayor parte de la banca española no podía conseguir esos 84.000 millones por lo que el Gobierno se comprometió a inyectar capital público  a esas entidades insolventes para cubrir la diferencia. Como claro ejemplo de esto es el caso Bankia que no le quedó más remedio que pedir un rescate estatal de 23.500 millones de euros.

Según las auditorías realizadas por auditoras contratadas por el Gobierno, el sistema financiero español necesitaba 62.000 millones de euros, cosa que el Gobierno no podía hacer frente y se pidió a Bruselas una línea de crédito de 100.000 millones de euros a mediados de junio. Tras el famoso anuncio del ministro de economía y competitividad, Luis De Guindos, que decía que la banca española SÓLO necesitaba 62.000 millones de euros, muchos bloggeros y economistas se apresuraron a decir que las cifras estaban sesgadas a la baja y razón no les faltaba. Por lo tanto, las entidades españolas no necesitaban un capital adicional de 62.000 millones de euros sino de 150.000 millones. Esto suponía que el Gobierno iba a agotar la línea de crédito y por tanto el endeudamiento público se iba a disparar: riesgo de quiebra del Estado. De ahí que Rajoy exgiera que la recapitalización de los bancos fuera directa trasladando que las pérdidas corrieran a cargo de los contribuyentes europeos (por ende ciudadanos españoles).

En el momento en el que el Gobierno interviene en el capital de un banco, tendría derecho a nombrar al Consejo de Administración porque es el Estado el mayor accionista y aquí empezarían los problemas. Se empezarían a designar cargos no por sus conocimientos sino por "amistad". Cojamos el ejemplo de las cajas de ahorros, en los Consejos de Administración están presentes políticos de todos los partidos y hasta sindicalistas, y ocho de ellas han sido intervenidas y nacionalizadas hasta mediados del 2012 como Caja Castilla la Mancha o el escandaloso caso de Caja de Ahorros del Mediterráneo. 

Por esos dos motivos: primero porque los españoles tenemos que correr con las pérdidas de las entidades bancarias fruto de sus malas estrategias y gestiones, y segundo porque las entidades nacionalizadas serían un nido de ineptos nombrados por los partidos políticos por amistad y favores varios, esta alternativa por la que ha optado el Gobierno no me convence.

¿Qué alternativa tenemos?

Juan Ramón Rallo en su libro propone el bail-in (rescate a costa de los acreedores). El bail-in es un rescate que consiste en convertir las deudas de los bancos en nuevos fondos propios hasta completar la recapitalización.

Pongamos un ejemplo, un banco posee un activo de 100 millones de euros que ha sido financiado con 90 millones de euros de deuda y 10 millones de euros de fondos propios. Si el banco tiene un imprevisto y experimenta pérdidas de 10 millones de euros, los accionistas lo perderán y el banco quedará descapitalizado por entero. La alternativa al rescate estatal consiste en que los acreedores que asumieron mayores riesgos sean los que carguen con la mayor parte de las pérdidas. Los acreedores ya saben que cuanta más rentabilidad se obtiene más riesgo se tiene por lo tanto son perfectamente conscientes de lo que les puede pasar si la entidad va mal. Con esto no estoy diciendo que todo el peso recaiga en los acreedores pero sí la mayor parte y en los ciudadanos la menor parte, justo lo contrario de lo que sucede ahora mismo. Además si utilizamos el bail-in, el banco seguiría en manos privadas con lo que evitaríamos el nido de ineptos politiqueros.

Para más información os recomiendo que os leáis estos artículo:


Institudo Juan de Mariana

Bankia podría ser recapitalizada sin que el Estado aporte un solo euro 


The economist:

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